La cooperación internacional en un mundo globalizado resulta ser de alta importancia. Cada día nuestros gobernantes comprenden lo imprescindible que resulta cooperar con naciones menos favorecidas (de algún mineral, fruto, mano de obra, tecnología etc.) y también recibir por igual lo que nos hace falta como nación para crecer.
En relaciones internacionales vemos la interdependencia de los Estados y la vital importancia de la integración, a su vez el fruto que se obtiene de cooperar, no sólo hablando de materia prima o no tangible, sino en el ámbito de la paz mundial.
La cooperación internacional como motor de desarrollo de los países es de carácter obligatorio, ya que la historia nos muestra que las naciones no sobreviven ni se enriquecen cerrándose al mundo, más bien, todo lo contrario. El beneficio mutuo contribuye al desarrollo de las naciones que participan en el sistema de cooperación, como lo es la economía de escala y los beneficios indirectos.
Podemos constatar que la integración es el proceso mediante el cual dos o más gobiernos adoptan, con el apoyo de instituciones comunes, medidas conjuntas para intensificar su interdependencia, según Helmut Janka, en su libro «La racionalidad de la integración y la ‘irracionalidad’ de la realidad».
Es destacable que la integración es un proceso basado en actividades continuas, no temporal y que deben estar estandarizadas en procesos institucionales. En la integración regional se deben dejar establecidas las reglas por las cuales se regirán las mismas.
El objetivo de la integración regional radica en la interdependencia de los Estados participantes, generando beneficios para todos los participantes.
América Latina es una región que necesita fortalecer y trabajar en lo interno su estabilidad política y económica para forjar una integración más solida y beneficiosa para todas las partes involucradas. Si bien nuestra región ha llegado tarde a la era de la industrialización, apostando a la integración regional podríamos cooperar maximizando nuestras fortalezas y trabajando en nuestras debilidades.
En nuestra región necesitamos políticos comprometidos con una visión global, capaces de hacer el esfuerzo necesario para lograr una América Latina verdaderamente integrada.
Es imperante comprender que el regionalismo reduce costo en materia de cooperación internacional, dada la cercanía y refuerza los lazos entre países que comparten una cultura y una historia común.
Resultan incontables los beneficios de la cooperación internacional para el desarrollo de los países, saber identificar las oportunidades que ofrecen otras naciones sin duda nos dará una ventaja para el desarrollo económico y tendrá un impacto positivo no sólo en la economía, más bien en el desarrollo integral de las naciones involucradas.
