Ecuador y Perú tuvieron varios conflictos antes del Acuerdo de Paz de Brasilia en 1998. Estos conflictos se centraron principalmente en las discrepancias sobre sus límites fronterizos en regiones comprendidas entre la cuenca del Amazonas y la cordillera de los Andes.
El primer conflicto importante surgió cuando la Gran Colombia (estado antecedente de Ecuador, encabezado por Bolívar) exigió a la naciente República del Perú la entrega de las provincias de Tumbes, Jaén y Maynas, que eran peruanas de acuerdo con el principio de la libre determinación de pueblos. Este conflicto se agudizó en tres ocasiones (1941, 1981 y 1995), desembocando en guerras generalmente cortas.
En 1941, ambos países firmaron el Protocolo de Río de Janeiro para zanjar la línea limítrofe entre Perú y Ecuador. Sin embargo, durante el proceso de colocación de los hitos respectivos, los países discreparon por un error geográfico en la Cordillera del Cóndor. En 1948, cuando faltaban sólo 78 kilómetros por demarcar, Ecuador suspendió la colocación de los hitos y en 1960, declaró inejecutable y nulo el Protocolo.
En 1981, se produjo el conflicto de Falso Paquisha, en el que Perú descubrió puestos militares ecuatorianos en la Cordillera del Cóndor, territorio que Perú consideraba suyo. Este conflicto culminó con la expulsión de las tropas ecuatorianas del territorio en disputa. El conflicto más reciente antes del Acuerdo de Paz de Brasilia fue la Guerra del Cenepa en 1995. Esta guerra se libró por el control de un área en territorio peruano cerca de la frontera entre los dos países. La guerra terminó oficialmente el 28 de febrero de 1995. Estos conflictos y disputas territoriales se resolvieron finalmente con la firma del Acta de Brasilia en 1998, que puso fin a más de un siglo y medio de conflictos entre los dos países
Síntesis
Hace 25 años, Perú y Ecuador tomaron la decisión histórica de resolver sus diferencias a través del diálogo y la negociación, dando lugar a los Acuerdos de Paz de Brasilia. Este proceso, que comenzó con la Declaración de Paz de Itamaraty en 1995 y concluyó con los Acuerdos de Paz de Brasilia en 1998, marcó el inicio de una nueva etapa en las relaciones bilaterales, caracterizada por la amistad, el respeto mutuo, la generación de confianza y una comprometida voluntad de integración.
Los Acuerdos de Paz permitieron a ambos países enfrentar juntos los desafíos del presente, como la lucha contra los delitos transfronterizos, la gestión integrada de los recursos hídricos compartidos, el fortalecimiento del proceso de integración andina y la protección del medio ambiente. Además, se han llevado a cabo 14 ediciones de Encuentros Presidenciales y Gabinetes Binacionales, donde se abordan los asuntos de la más alta prioridad para ambos países.
En un contexto internacional marcado por la violencia y el conflicto, el legado de los Acuerdos de Paz de Brasilia es un testimonio de que a través del diálogo y la solución pacífica de controversias, es posible construir relaciones sólidas que fomenten la cooperación y el desarrollo.
Opinión
Desde una perspectiva de relaciones internacionales, los Acuerdos de Paz de Brasilia son un ejemplo inspirador de cómo el diálogo y la negociación pueden superar las diferencias y construir relaciones sólidas y productivas. Este caso demuestra que la paz y la cooperación son posibles, incluso en situaciones de larga disputa. La relación entre Perú y Ecuador es un modelo de cómo la diplomacia y el compromiso pueden conducir a la prosperidad y al desarrollo mutuo.
